Marunla Tonti Merinla dice: Utilizar dinero ajeno en beneficio propio es una forma de robo, Palabras que se lleva el viento, Mal que se convertirá en bien, El producto de la porfía es la pérdida, La curiosidad puede originar ceguera y No todos los profetas son legales…

lunes, 23 de enero de 2017

En enero comenzó todo

Enero es un buen mes para nacer: no sólo trae la resaca de los regalos del 24 de diciembre, y alguno que otro más que Santa Claus me dejaba en el árbol de navidad de algunos familiares (uno de ellos una armónica que facilitó mi acercamiento al blues en la adolescencia), incluía además a los Reyes magos, mi santo y cumpleaños, garantizando así más obsequios.

Enero (encarna al Dios romano Jano, el espíritu de las puertas: el principio y el final), también se convirtió en fecha límite para entrar a la Osha si no quería morir, iniciación que recibí tras cobrar mi gratificación de fin de año… recuerdo que ya en el Trono, tras la coronación, oí a mis padrinos conversar:

- estuvo duro – se quejó el Babalowo – fue una coronación difícil…
- supongo – señaló burlón mí ya padrino de Santo…
- muy pesado – reiteró el Babalowo…
- usted qué hizo? – se quejó el Santero – nomás dar órdenes…
- tú qué sabes cabrón – explotó el otro – cuéntame qué hiciste?!…
- yo?... nomás parir el Santo – le reviró...

Al salir del Cuarto de Santo me enteré que de lo cobrado por el Babalowo, al Santero no le entregó su derecho, por lo que me vi en la necesidad de sacar dinero debajo de las piedras para pagarle.

Independiente de la tendencia de ambos a convertirse en asesinos seriales, enero marcó una curiosidad: entré al Santo el día de mi Santoral (sobre el río brillaba una luna hermosa) y salí del trono en mi cumpleaños (la tan temida tarde del domingo)… de las pocas amistades que conocían este detalle, una amiga dijo: “woou, qué bien, vaya coincidencia” a lo que respondí: “no tienes jodida idea de lo que dices”.

Obvio, también es fecha de montar Trono por el aniversario de Osha… cierto día una cubana hija de Oshún me reclamó no ofrecer un tambor ni gran comilona: “te quieres quedar con todo el iré” reclamó, pero la ignoré.

Así, enero es enero en tiempos de espiritualidad, más esto no termina aquí: mi última iniciación la recibí a mediados del año pasado y ella me llevará a su vez iniciar a dos personas este enero de 2017, exactamente el día de mi cumpleaños.

No buscaré mensajes ocultos de tantas coincidencias, así que considero que la mejor manera de vivir enero es celebrando.


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